viernes, 27 de mayo de 2011

Capítulo dos


Todo visto desde un avión parece diferente. Eso fue lo que pensó Ana en el momento que despegó el avión. Sentía que el corazón se le salía del pecho, tenía una mezcla de pánico y alegría que hacía que se sintiese patética, pero a Ana eso le daba igual porque estaba tan ilusionada que los detalles como ese no le preocupaban. No se podía decir lo mismo del chico que estaba sentado a su lado. La miraba con cierta cara de asombro que hacía que Ana se sonrojase.
El chico tenía los ojos más oscuros que Ana había visto nunca, su piel era morena como el chocolate y sus labios carnosos y brillantes. Su pelo era negro y corto. Vestía una camiseta de manga corta y unos vaqueros. Ana, en cuanto vio que el chico se estaba riendo de ella, ofendida le dijo:
-¿Se puede saber por qué te estás riendo de mi? ¿Acaso te he hecho algo o qué?-
-No efectivamente no me has hecho nada. Es solo que me recuerdas a mi hermana pequeña cuando monto por primera vez en avión.-contesto el joven divertido.
-¿Estas insinuando que te parezco una niña pequeña?-dijo Ana ofendida.
-No exactamente. Solo me entretenía mirando tu cara de asombro, pero si hubiese sabido que te ibas a poner así no te hubiese mirado.-comentó él.
-Bueno, la verdad es que puede que me haya pasado un poco. Por cierto, me llamo Ana.-dijo ella algo avergonzada.
-Tranquila, yo me llamo Carlos.-comentó el tranquilamente.

La verdad, es que Carlos era un chico encantador, o eso le pareció a Ana. Casualmente los dos se dirigían a Londres. Estuvieron todo el trayecto hablando sobre sus vidas y riéndose de lo ocurrido. Carlos, le comentó que el había ido a visitar a su familia. Todos los nervios y temores que tenía Ana se esfumaron. Por muy poco que lo conociese, había algo en Carlos que hacía que se sintiese como en una nube. Estaban a punto de llegar al aeropuerto de Londres. Aun estando con Carlos los nervios y temores de Ana volvieron a aflorar cuando la azafata con un tono impersonal que a Ana le ponía de los nervios, comunicó la llegada. Carlos, intentó tranquilizarla. 
-Ana, llevas todo el viaje recordándome lo importante que es para ti estar aquí .¿Ahora que por fin hemos llegado iras a arrepentirte, no?
-¡Pues claro que no!. Es solo que me siento algo insegura. Nada más.-contestó ella segura de si misma.

Por muy insegura que se sintiese, Ana sabía que todo ello no eran más que imaginaciones suyas. Sabía que en cuanto llegase a la escuela todo sería más fácil porque nunca estaría sola, o eso pensaba ella.
Después de despedirse de Carlos no sin cierto pesar y de recoger sus maletas, Ana decidió que lo mejor era ir a la escuela de verano lo antes posible.

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